nutrición,
Fuente:
V Congreso Internacional Alimentación, nutrición y dietética Conferencias Sección A: Nutrición y Dietética José V. Carbonell Talón Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (CSIC)
La cerveza. Más que una bebida! Conoce todos sus beneficios
La cerveza es una
bebida natural obtenida por fermentación alcohólica de un extracto
acuoso de cebada malteada. Las materias primas necesarias para la
fabricación de cerveza son sólo cuatro - malta de cebada, agua,
levadura y lúpulo -, aunque la mayoría de las cervezas comerciales
utilizan, además, otra fuente de hidratos de carbono (habitualmente
un cereal no malteado), un antioxidante, un estabilizante de espuma,
y un colorante, que permite intensificar y uniformizar el color del
producto final. El proceso de fabricación de la cerveza se basa
esencialmente en el malteado controlado del grano de cebada para
permitir la posterior extracción acuosa de un mosto azucarado; este
mosto, al que se le adiciona el lúpulo, se somete a un proceso de
fermentación alcohólica con la levadura cervecera, y finalmente se
acondiciona para su envasado y expedición.
La cerveza procede
de la zona de Mesopotamia, donde se han encontrado referencias
arqueológicas de que ya se consumía esta bebida hace 6000 años. De
allí pasó a Egipto, país en el que se producía en verdaderas
fábricas y era considerada como un alimento básico, pero también
se utilizaba en tratamientos
terapéuticos y en ofrendas a dioses y difuntos. De Egipto se
extendió a Europa, donde
especialmente los
pueblos celtas, germanos y galos hicieron de la elaboración de la
cerveza una actividad doméstica
cotidiana. A España, país de profunda tradición vinícola, la
cerveza llegó relativamente tarde,
probablemente en el siglo XVI con ocasión de la llegada de Carlos I
desde Gante para acceder al trono español.
Valor nutritivo.
Al discutir los
aspectos del valor nutritivo de un alimento debe considerarse éste
como un integrante más en el conjunto de la dieta que, si sigue el
principio de una alimentación sana, debe ser lo suficientemente
variada y equilibrada para aportar todos los principios nutritivos
necesarios para cubrir las necesidades metabólicas del organismo
humano. La cerveza aporta fundamentalmente a la dieta calorías,
vitaminas del grupo B y elementos minerales.
El valor calórico
de una cerveza común se debe a su contenido en alcohol etílico (7
Kcal/g), y a su extracto seco
residual, constituido fundamentalmente por maltodextrinas (4 Kcal/g)
procedentes de la hidrólisis del almidón y que la levadura no pudo
metabolizar. Una cerveza de 5º aportaría aproximadamente 450
Kcal/L, de las que dos terceras partes corresponden al alcohol
contenido y el resto a las maltodextrinas. La ingesta de un litro
diario de cerveza aportaría un 17% de las necesidades energéticas
diarias de un hombre y el 22% en el caso de la mujer. La cerveza sin
alcohol tiene obviamente un valor calórico mucho más bajo, del
orden de 140 Kcal/L.
En lo referente a
vitaminas del grupo B y sustancias minerales, la ingesta de un litro
de cerveza, con o sin alcohol, aportaría los siguientes porcentajes
de los requerimientos mínimos diarios:
- Tiamina 1-40 %
- Riboflavina 19-63 %
- Acido pantoténico 25 %
- Niacina 27-83 %
- Silicio 100 %
- Magnesio 50 %
- Fósforo 40 %
- Potasio 20 %
Es particularmente
relevante y novedoso el caso del silicio. La cerveza es, junto con
los plátanos, la
principal fuente de
silicio en nuestra dieta, y el silicio juega un papel fundamental en
la formación y
mantenimiento del
tejido óseo.
Propiedades y
beneficios.
Los ingredientes de
la cerveza con propiedades funcionales son, fundamentalmente, alcohol
etílico,
folatos,
flavonoides, arabinoxilanos y (1-3),(1-4)-ß-D-glucanos.
El consumo ligero o
moderado de alcohol etílico tiene efectos positivos para el
organismo, siempre que se trate de individuos adultos y sanos. El
consumo de alcohol reduce el nivel de colesterol unido a las
lipoproteínas de baja densidad y aumenta el del asociado a las
lipoproteínas de alta densidad, respecto a los valores que se dan en
personas abstemias. Este aumento del colesterol “bueno” y
descenso del “malo” reduce los riesgos de enfermedades y
accidentes cardiovasculares, y retrasa la aparición de la
menopausia, lo que conlleva un menor riesgo de sufrir osteoporosis y
enfermedades coronarias.
La cerveza es una
fuente respetable de folatos, tanto por su concentración en estos
ingredientes como por el valor biológico del tipo de folatos que
contiene. La deficiencia en la ingesta de estos compuestos da lugar a
una síntesis defectuosa de ácidos nucleicos y proteínas, y es la
causa más común de la anemia megaloblástica. Su deficiencia se
manifiesta con mayor frecuencia en niños recién nacidos, como
resultado de una deficiencias en la alimentación adecuada de la
madre durante la alimentación y lactancia, y da lugar a
malformaciones en la médula espinal (espina bífida) y a retraso
mental.
También se ha
relacionado la deficiencia de ácido fólico en la dieta con
disfunciones cardiovasculares, y con mayor riesgo de padecer adenoma
colorectal e infarto de miocardio. La ingesta de un litro diario de
cerveza, con o sin alcohol, aportaría un promedio del 15% del
consumo recomendado para un adulto normal.
Los flavonoides
comprenden un grupo de polifenoles que están presentes con cierta
abundancia en tejidos vegetales y
que actúan modificando los sistemas enzimáticos implicados en el
metabolismo
celular. Esta
actividad confiere a los flavonoides diversas propiedades
farmacológicas, entre las que se incluyen efectos antiinflamatorios,
antialérgicos, anticarcenogénicos y antiproliferación de células
cancerosas. Además ciertos flavonoides inhiben la oxidación de las
lipoproteínas de baja densidad, reducen la tendencia a la agregación
de plaquetas, y el riesgo de mortalidad por infarto de miocardio.
Otros han demostrado
su eficacia en la prevención y tratamiento de la osteoporosis. Un
litro de cerveza, con o sin alcohol, puede aportar a la dieta diaria
un 20% del consumo habitual de flavonoides. Estudios recientes han
demostrado que estos ingredientes confieren a la cerveza una gran
capacidad antioxidante, que puede prevenir distintas formas de
envejecimiento celular.
Los hidratos de
carbono no digeribles ((1-3),(1-4)-ß-D-glucanos y arabinoxilanos)
forman parte de la fibra soluble de la cerveza. Esta fibra es
importante para la salud, pues evita el estreñimiento, disminuye la
incidencia de cáncer de colon y de diverticulosis y rebaja la
colesterolemia. La ingesta recomendada de fibra dietética es de unos
30 g diarios de los que aproximadamente un tercio debe ser fibra
soluble.
El contenido en
fibra soluble de las cervezas cambia mucho de unos tipos de cerveza a
otros. Un litro diario de cerveza puede aportar entre un 4 y un 60%
de la ingesta recomendable de fibra soluble..
La cerveza corriente
es una bebida con muy bajo contenido en sodio y, por tanto, muy
adecuada para participar como componente de dietas hiposódicas. El
contenido en sodio de la cerveza es similar al promedio del agua
potable y 16 veces inferior al promedio de la leche de vaca. Además
la relación de potasio a sodio es muy alta, lo que le confiere un
fuerte efecto diurético. Estos valores hacen que la ingestión de
cerveza (con o sin alcohol, según el tipo de paciente) pueda y deba
ser recomendada en la confección de dietas hiposódicas.
Consumo de
cerveza y dieta mediterránea
La cerveza se
consume en España más como bebida refrescante que como bebida
alcohólica. El correcto
aprovechamiento de sus propiedades nutritivas y funcionales se
consigue cuando se consume con moderación, de forma responsable
(nunca antes de conducir o de manejar maquinaria peligrosa) y
repartida en varias tomas a lo largo del día, preferiblemente
durante las comidas, pues la ingesta simultánea de alimentos sólidos
ayuda a metabolizar más rápidamente el alcohol.
En España
consumimos 71,8 litros de cerveza por habitante y año
(aproximadamente estamos un 8% por debajo de la media europea), de
los cuales un 7% son cervezas sin alcohol. El porcentaje de la
cerveza sin alcohol sobre el consumo total de cerveza es el mayor que
se da entre los países europeos, lo que refuerza su hábito de
consumo en nuestro país como bebida refrescante. En relación a la
media europea consumimos cervezas ligeras, estando la mayor parte del
consumo centrada en cervezas de 4 a 5 grados alcohólicos.
Se hace especial
énfasis de que todas las propiedades positivas de la cerveza exigen
su consumo moderado y
responsable por parte de individuos adultos y sanos. En caso de un
consumo excesivo predominarán sin
duda los efectos negativos del alcohol. Debe evitarse el consumo de
cerveza en mujeres embarazadas
y madres lactantes. El efecto protector de la cerveza sobre la salud
aumenta, en general, con la edad de los consumidores. La mayoría de
los estudios epidemiológicos consideran como consumo moderado una
ingesta diaria de 20 a 40 gramos de alcohol. Si sólo se bebe
cerveza, este consumo equivale a 0,5-1 litros de cerveza de 4,5º. No
obstante el carácter preventivo del alcohol de aprovecha al máximo
con ingestas diarias de 10 a 20 gramos.
V Congreso Internacional Alimentación, nutrición y dietética Conferencias Sección A: Nutrición y Dietética José V. Carbonell Talón Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (CSIC)
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